Lo que hemos conseguido en 2015 y lo que lograremos en 2016

Por Florent Marcellesi, portavoz de EQUO en el Parlamento Europeo / @fmarcellesi

Artículo publicado en eldiario.es, el 11/01/2016

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La política no es un camino de rosas. Aún menos cosechar resultados tangibles cuando estamos en la oposición, como es el caso de Los Verdes Europeos y EQUO en el Parlamento Europeo. Sin embargo, existe más margen de maniobra de la que solemos pensar, hasta el punto de obtener victorias o construir nuevas mayorías sociales y políticas para mejorar las cosas. Aquí van cuatro ejemplos de lo que hemos conseguido en 2015, y de lo que intentaremos lograr en Europa en 2016.

Comisión de investigación sobre el DieselGate: una victoria política y ciudadana

En septiembre del 2015 se destapaba el escándalo Volskwagen, un fraude masivo que quiso que los beneficios de los fabricantes de coche valieran más que la ley, nuestra salud y el clima. Ante la pasividad e inacción de la Comisión Europea y de la Gran Coalición, que preferían confiar en los Estados Miembros (los mismos que años atrás habían impulsado de la mano del lobby automovilístico políticas industriales a favor del diésel), Los Verdes Europeos iniciamos una petición europea para pedir una comisión de investigación europea. Más de 150.000 ciudadanos europeos (muchos de ellos españoles) nos apoyaron enviando un mensaje claro a los mandamases de la Comisión y del Consejo Europeo: queríamos transparencia, que se cumpliera la legislación europea y que se respetaran nuestros derechos como consumidores y ciudadanos.

Gracias a este fuerte apoyo social y un trabajo parlamentario de hormigas (para sumar además de la izquierda europea también a los socialistas europeos y los liberales), en diciembre, el Parlamento Europeo secundó finalmente nuestra propuesta de crear una comisión de investigación parlamentaria para evaluar, entre otras cosas, la complicidad de las autoridades europeas y nacionales en este escándalo. Esta comisión, independiente y transparente, es sin duda unas de las grandes victorias en 2015 del David ecosocial frente al Goliat del Gran Business .

En 2016, mientras seguimos luchando por reforzar la legislación a favor de la transparencia y de un aire limpio, seguiremos de cerca esta comisión de investigación. Es una cuestión de higiene democrática para la Unión Europea y sus Estados Miembros.

Fin de las subvenciones europeas a la tauromaquia: un hito histórico

El 28 de octubre del 2015 fue un día histórico para los derechos de los animales. Ese día, el Parlamento Europeo aprobó por mayoría absoluta la enmienda presentada por los Verdes Europeos donde pedíamos el fin de las subvenciones europeas a la tauromaquia.

En nombre de la ciudadanía europea, la eurocámara dejó claro que no apoya la tauromaquia ni moral, ni políticamente. Los representantes del pueblo europeo mostraron de forma clara que en pleno siglo XXI torturar animales por disfrute y espectáculo no es en ningún caso cultura, y mucho menos un arte digno de ser financiando con dinero público. Por tanto, de forma ampliamente mayoritaria, quiso lanzar un mensaje inequívoco: había que cortar el grifo a las actividades de cría que tengan relación con las corridas de toros.

Al igual que la investigación del DieselGate , esta victoria ha sido posible gracias a un largo trabajo parlamentario y a la movilización de la ciudadanía y de las asociaciones de defensa de los animales. Ahora bien, la lucha no ha terminado. Frente a las trabas tecnocráticas de la Comisión Europea, empieza una nueva etapa para transformar esta hegemonía social y política en realidad legislativa y jurídica palpable.

COP21: entre milagro, desastre y posible punto de inflexión

En comparación con lo que podría haber sido, el acuerdo climático de París es un milagro. Alcanzar un acuerdo universal firmado por 195 países con intereses y prioridades totalmente contrapuestos es digno de elogio. Y en comparación con lo que debería haber sido, este acuerdo es también un desastre. Sus compromisos y herramientas prácticas son insuficientes para lograr el (buen) objetivo global de no superar 1.5°C de aumento de temperatura al final de este siglo.

Al mismo tiempo, en COP21 hemos ganado algo fundamental: la hegemonía cultural climática. El cambio climático, esta gran lucha del siglo XXI , ya impregna el imaginario social planetario y marca la agenda internacional. París es por tanto un posible punto de inflexión, cuya utilidad dependerá en gran medida de la movilización social y política en cada país a favor de la transición hacia un nuevo modelo energético justo, democrático y 100% renovable.

En concreto, sirvámonos de este acuerdo, en particular de su significado simbólico y de algunos de sus ganchos prácticos (como la desinversión de las energías fósiles), para pensar –además de COP22 a final de año en Marruecos- en las numerosas reformas europeas en el ámbito energético del 2016 sobre energías renovables, eficiencia energética, arquitectura del mercado eléctrico o almacenamiento de gas. En estas reformas, lucharemos además por incorporar la pobreza energética, el fin de las puertas giratorias, el autoconsumo o la remunicipalización y cooperativización de la energía.

TTIP: una batalla que podemos y debemos ganar

¡Pero cuanto camino recorrido en la lucha contra el TTIP desde que Los Verdes Europeos filtramos hace 2 años el mandato –entonces secreto- del tratado de comercio e inversiones entre EEUU y la UE! Hoy la movilización de la ciudadanía europea es masiva y eficiente (más de tres millones de firmas en contra del TTIP. y 250.000 personas manifestándose en octubre pasado en Berlín), el apoyo al TTIP de la opinión pública europea va disminuyendo en cada nuevo eurobarómetro (y en algunos países ya está claramente en contra del TTIP como en Alemania, Austria, Luxemburgo o Eslovenia), cada vez más eurodiputados se muestran críticos con la forma de negociar y con el contenido negociado, la lucha transatlántica se organiza y el hecho de que, con un solo Estado Miembro que se pronunciara en contra del TTIP sería suficiente para tumbar este acuerdo, empieza a atormentar la Comisión Europea.

En 2016, el método para intentar rematar la faena no va a ser nada diferente al de 2015: alta movilización y presión política y ciudadana, ambas a nivel local y europeo. En este sentido, además de poner el TTIP de forma más contundente en la agenda política española (y en las negociaciones para formar gobierno), necesitamos también superar la estrategia del NO y apostar también por una estrategia del SÍ. Eso supone construir una narrativa y un imaginario colectivo alternativos a los del crecimiento y de la globalización así como una nueva visión del comercio que queremos.

A fin de cuentas, el TTIP forma parte de esta batalla que podemos ganar y debemos ganar. Necesitamos poner freno a esta huida hacia adelante del beneficio por el beneficio, y favorecer en cambio nuestra salud, nuestro bienestar y una vida digna en el planeta para hoy y mañana (por cierto, el TTIP va en contra del acuerdo climático alcanzado en COP21).

Con estos propósitos de año nuevo, ¡feliz 2016 ecológico y solidario!

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