El movimiento verde 2.0

El panorama político de las fuerzas transformadoras está en ebullición. En particular en Francia, Europe Écologie, este conglomerado de verdes, ecologistas y afines, sigue llevando la voz cantante al obligar a los demás partidos a posicionarse en torno a sus planteamientos. Tras haber casi superado el Partido Socialista en las últimas elecciones europeas, las últimas elecciones parciales en Francia confirman que este movimiento verde “2.0” es capaz en segundas vueltas de agrupar a un electorado más amplio que otras fuerzas de izquierdas. Más aún, a pocos meses de las elecciones regionales, los primeros sondeos le otorgan un resultado histórico en las regiones de París y Lyón. Ante tal situación, este “objeto político no identificado” plantea una pregunta fundamental: ¿la ola verde en las europeas de junio pasado fue un fenómeno temporal o se nos avecina un cambio de liderazgo entre ecologismo y social democracia?

Para evaluar su posible transposición a la realidad española, veamos primero las características de este “partido-red de la ecología política”. Marcada por su capacidad obamiana de utilizar el espacio virtual como herramienta de movilización y de organización, Europe Écologie es una estructura flexible donde las legitimidades colectivas se mezclan con las legitimidades individuales. Así, se ha desarrollado en torno a una columna vertebral económica, democrática y territorialmente estructurada: Les Verts, que a su vez han abandonado parte de su soberanía partidista por una nebulosa de adhesiones individuales y han aceptado compartir las listas con un 50% de personas no afiliadas al partido. Tomando como referente la urgencia ecológica, ha juntado también en un dream team a personalidades del panorama político, asociativo, sindicalista, intelectual, etc. desde liberal-libertarios como Cohn-Bendit a antiliberales como José Bové. De igual manera para las regionales, y con algún riesgo de caer en una simple caza de talentos, Europe Écologie se convierte en polo de atracción para activistas y cuadros de los demás partidos de izquierdas o para altos cargos del mundo asociativo, como lo prueban las recientes adhesiones de responsables de los Partidos Socialista y Comunista o del presidente de Greenpeace. Por último, el esperanzador mensaje político de Europe Écologie —principalmente en torno a la “conversión verde” de la economía— ha constituido un valor añadido en estos momentos de profunda crisis y discurso “anti”. Aunque la fuerte abstención distorsiona algo el análisis, es relevante constatar que Europe Écologie consigue el primer voto progresista en el mundo asalariado y obrero delante de los demás partidos de izquierdas. Que sea en Francia o en el resto de Europa, se puede vislumbrar la crisis como una oportunidad histórica para hacer del eje ecologista y de la reconversión verde de la economía pilares del proyecto de los nuevos movimientos transformadores.

Así, dada la fuerte europeización del espacio político y unas políticas españolas cada vez más insostenibles (aumento en un 50% de las emisiones de C02 desde 1990, no cierre de Garoña, ayudas al carbón, Planes E, 2000E, de infraestructuras, abusos urbanísticos, etc.), es normal que lo que ocurra en Francia provoque también en España un debate en el mundo ecologista y alternativo. A pesar de que no existan todavía unas estructuras políticas verdes capaces de jugar un papel semejante a Les Verts y de la baja presencia de la ecología en la arena mediática y política española, pienso que ciertas características de Europe Écologie sí se pueden trasladar a España. Primero, vivimos un momento de desorientación ideológica y cambio organizativo en las fuerzas de izquierdas institucionales y extraparlamentarias. En este marco, como lo prueba Europe Écologie, la ideología verde abre nuevos horizontes para la recomposición del espacio transformador al introducir la crisis ecológica como eje central de análisis y lucha: la ecología política amplía de manera considerable la crítica del desorden existente y las posibles coaliciones sociales para combatirlo.

Por otro lado, el espacio verde español, tras cumplir 25 años en noviembre pasado, tiene que entrar en un nuevo ciclo para superar años de fragmentación interna y disolución en otras opciones políticas, con la consiguiente poca presencia institucional y social. Depende en gran parte de los diferentes actores de la ecología política iniciar una acumulación de fuerzas en el Estado español, renovar sus liderazgos, y repensar su estrategia socio-política. Este proceso agruparía a ciudadano/as, activistas y colectivos de todos los horizontes (político, asociativo, sindicalista, intelectual, etc.), en busca de un espacio alternativo —autonómico y estatal— que se apoye en la fuerza y el auge del movimiento verde europeo. A nivel organizativo, representa más que nunca un acicate la idea de un partido-red, flexible con los compromisos de sus miembros, construido desde las bases y adaptado a la realidad técnica y sociológica actual.

En conclusión, una dinámica semejante a Europe Écologie que aumente la masa crítica del movimiento verde español, renueve las relaciones entre el movimiento social y el político, y transmita un mensaje positivo a la sociedad, sería una buena noticia para quienes creen en la autonomía de la ecología política y en su papel estructurante como “esperanza del siglo XXI”.

*Florent Marcellesi, coportavoz de la Coordinadora Verde del proceso de Hondarribia, espacio de convergencia por la refundación del espacio verde en el Estado español. Es también coordinador del centro Ecopolítica.

Publicado en Noticias de Navarra, Ecoticias.

Créditos de imagen: Lara Pérez Dueñas. Imagen perteneciente al grupo de flickr del proyecto Ecopoética de Jóvenes Verdes.


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