“Análisis y respuestas a la crisis económica desde la Ecología Política”, reseña de una conferencia de Florent Marcellesi en Murcia

Reseña realizada por Carlos Egio.

Aunque con bastante retraso, puesto que tuvo lugar el 27 de diciembre, incluyo en esta entrada una reseña de la charla que dio en Murcia el investigador, activista y político ecologista Florent Marcellesi. Como lo expuesto, que formó parte de los coloquios de Equo, no caduca, no creo que haya perdido ningún interés.

Nacido en Francia, Marcellesi forma parte de la Comisión Promotora de Equo el nuevo partido verde español surgido de la alianza de pequeños partidos territoriales-, ha sido candidato de Los Verdes en las elecciones europeas de 2004 y, desde su creación, coordina el centro de recursos Ecopolítica, centrado en el estudio y formación de la Ecología Política.

“Conjunto de ideas y valores que defienden la justicia social y ambiental, en el Sur y en el Norte, para hoy y para mañana”: en este tiempo en que parecen no estar de moda, Florent Marcellesi no tuvo ningún problema en comenzar así su charla, definiendo la Ecología Política como una ideología. Con ese mismo tono didáctico, explicó que mientras que la idea de autonomía política surgió en el siglo XVIII y la de solidaridad lo hizo con los movimientos obreros del XIX, la de responsabilidad –intergeneracional y Norte Sur- lo hizo en el XX y se ha convertido en uno de los pilares de esta corriente de pensamiento.

Al afrontar el problema de la crisis global o de civilización, destacó dos aspectos principalmente: una crisis de distribución y una de escasez. En relación con la primera, citó el desempleo, el que un 20% de la población española viva por debajo del umbral de la pobreza, los desequilibrios cada vez mayores entre capital y asalariados, y las horas de trabajo de las mujeres. En este sentido comentó que nos enfrentamos a una situación similar a la de los años treinta pero a la que hay que añadir una “nueva faceta” con la que no sirven las respuestas de siempre: la escasez.

“Esta nueva faceta” no sería otra cosa que la crisis ecológica. Para enfrentarse a ella el mejor instrumento ya no sería la economía tradicional sino la economía, asimismo, ecológica. En esta nueva ciencia la “economía es considerada una pequeña parte de una sociedad que a su vez está en la biosfera”.  En definitiva, en este caso citando a Jorge Riechmann, se trata de considerar que “el cambio de perspectiva esencial estriba en reconocer que el medio ambiente no forma parte de la economía, sino que la economía forma parte del medio ambiente. Son los subsistemas económicos humanos los que han de integrarse en el sistema ecológico englobante, y no al revés”[1].

Marcellesi explicó que la humanidad ha superado los límites biofísicos de la Tierra, hasta el punto de que “si todo el mundo viviera como los españoles necesitaríamos tres planetas”. Esto estaría desembocado en tres fenómenos principalmente: la cercanía al límite de las reservas de petróleo, el problema climático y la crisis alimentaria.

Citando al sociólogo y economista estadounidense Jeremy Rifkin, el ecologista francés recordó que la crisis de 2008 comenzó cuando el barril de petróleo alcanzó los 150 dólares. Ése aumento de los precios hizo que subieran los alimentos y que en Estados Unidos mucha gente dejara de pagar la hipoteca para mantener su estilo de vida en un sistema basado en el uso del coche privado. Tras la famosa crisis de las subprime “empezaría la caída de fichas de dominó”.

Siguiendo ese razonamiento, el factor detonante de la Primavera Árabe habría sido ese citado aumento del precio de los alimentos influido, además de por lo ya expuesto, por unas malas cosechas a causa del cambio climático, por la especulación y por el uso de alimentos básicos como agrocombustibles.

Hay salidas pero… ¿cuál escoger?

Ante esta situación Marcellesi apuntó la existencia de tres posibles caminos a seguir. El primero sería una salida pactada, es decir “por las buenas”; se entiende que se refería a la que aportaría la Ecología Política. La segunda salida sería el ecofascismo, y la tercera el colapso, es decir, el derrumbe de las instituciones sociales y políticas al estilo de la película Mad Max, a la que citó directamente.

Sin profundizar en esto último, se centró en lo que llamó el “dilema del crecimiento”. Es decir, mientras que resulta insostenible que los sistemas económicos se basen en un aumento ilimitado de la producción y el consumo, puesto que hemos superado la capacidad biofísica del planeta, parece que por ahora la experiencia demuestra que decrecimiento conlleva recesión y el fin del sistema social que conocemos. No obstante, hasta el momento lo único que parece comprobado es que hasta 15.000 dólares per cápita hay una correlación entre aumento del Producto Interior Bruto e incremento del bienestar, pero que ésta desaparece al superar esa barrera.

Ésa es la razón, argumentó, “por la que buscamos construir otra sociedad, otro paradigma”, sin negar que la transición de un modelo tan complejo como el capitalista a otro alternativo sea una tarea “abrumadora”.

Sin embargo, esto último no fue un impedimento para que no terminara la charla sin apuntar hacia algunas vías posibles y necesarias para empezar el cambio:

1. Redefinir la riqueza como indicador. Debe ser un trabajo democrático el responder a preguntas como ¿qué buscamos? ¿para qué producimos? Se trata de redefinir entre todos la teoría económica.

Para profundizar en este punto recomendó el libro de Tim Jackson “Prosperidad sin crecimiento”.

2. Relocalizar la economía mediante circuitos cortos de consumo y producción.

3. Repartir el trabajo, remunerado o no. Según Marcellesi, se estima que con 25 horas semanales se mantendría la producción y más personas podrían tener un empleo.

4. Inversión masiva en economía verde (New Deal Verde): agroecología, energías renovables…

5. Fiscalidad progresiva y verde: tasar los recursos.

6. Repensar el territorio y las ciudades en base a la economía solidaria.

7. Desmantelar la lógica del consumismo según la cual consumo genera producción que a su vez conlleva empleo y por tanto más consumo en un círculo vicioso. Habría que empezar por “atacar a la publicidad”.

Como eje vertebrador, añadió, sería fundamental contar una democracia deliberativa, participativa y verde, sin olvidar la solidaridad intergeneracional, Norte y Sur, e incluso entre especies, citadas al principio de la conferencia.

Por otro lado, después de los exiguos resultados de la reciente cumbre de Durban, apuntó que será necesario crear una sociedad resiliente, es decir capaz de adaptarse a la nuevas situaciones que conllevará “un cambio climático duro”. Será imprescindible por tanto una gran capacidad de cohesión frente al ecofascismo.

“No hay resignación ni fatalidad”

Los escasos resultados de Equo en las últimas elecciones generales, aún por debajo de sus propias previsiones más pesimistas, contribuyeron a que durante el debate mantenido tras la intervención de Marcellesi calara un cierto aire derrotista entre los participantes. En este sentido, el político verde alentó a los asistentes: “No hay resignación ni fatalidad”.

Se mostró convencido de que el cambio es una tarea posible siempre y cuando se intente entrar en las instituciones. “Es necesario que la gente se autoorganice –mediante huertos urbanos, grupos de consumo…- pero no suficiente”, añadió.

Precisamente porque “estamos cogiendo el camino inverso”, hay que empezar una lucha mayor que debe “enredar” a una parte de la sociedad lo más amplia posible: movimientos sociales, movimientos políticos como el 15M y sindicatos, entre otros actores, continuó.

“Hay que ser más optimistas porque alternativas hay muchas. El 15M puede ser como el 68, de donde surge la Ecología Política, puede dar lugar a movimientos paralelos”. En este sentido, recordó el 15O y los indignados climáticos, ambos una fusión de movimientos democráticos, de justicia social y ambientales.

“Jugamos a nivel intergeneracional, quizá estamos plantando la semilla de algo que surja en 50 o 100 años porque se trata de un cambio sistémico. La educación –dijo en respuesta al comentario de uno de los asistentes- es fundamental en ese cambio de paradigma”.

La postura de los partidos verdes, continuó, es la del reformismo radical, es decir, se busca un objetivo radical pero dentro de este mundo. “Otro mundo es posible pero se encuentra en este”, añadió citando al poeta francés Paul Éluard.

Ante la pregunta “¿cómo podría distinguirse la praxis política de un partido verde a nivel barrial de una praxis tradicional de izquierda?”, Marcellesi apuntó algunas ideas defendidas desde Equo en las elecciones generales, por ejemplo que el crecimiento es parte de la ideología de base de la izquierda. En relación con la praxis concreta, habló de la falta de democracia interna en los partidos clásicos de izquierda y, citando con toda la intención a Inés Sabanés –antigua diputada de Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid y candidata en las últimas elecciones como número dos a esta comunidad por Equo-, dijo que “las formas son fondo”.

Siguiendo ese mismo razonamiento recordó que en algunos partidos verdes europeos el 20% del «parlamento interno» se sortea entre los militantes de base. “Más que un partido clásico somos un partido red. Somos una pequeña parte de la sociedad”, añadió al respecto dando por concluida la conferencia.


[1] Jorge Riechmann. ¿Cómo cambiar hacia sociedades sostenibles? Reflexiones sobre biomímesis y autolimitación.

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Créditos imagen: Bilbao Kultur Lab.


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