El monopolio no deja ver el bosque

Por Francisco Seijo, profesor de ciencia política de la Universidad de Nueva York, y Florent Marcellesi miembro de la Comisión Promotora de Equo y miembro de Berdeak-Verdes de Euskadi

Artículo publicado en El Correo, 05-06-2011

El sector forestal se encuentra sumido en una profunda crisis social, económica y medioambiental por el agotamiento de un modelo de desarrollo anticuado. Si a esto añadimos que el cambio climático amenaza con exacerbar en el futuro las graves amenazas que se ciernen sobre nuestros montes como los incendios y las sequías, es preciso evolucionar del status quo actual a un nuevo modelo acorde con nuestras necesidades sociales y la situación ecológica.

Según el INE el sector forestal en España pesa en la actualidad un 2,5% del PIB y emplea a más de 190,000 personas. Aunque las cifras certifican su relevancia económica, si las comparamos con las de Francia se puede apreciar que allí el número de personas empleadas en el sector es de 450,000: una cifra muy superior a la nuestra ya que ese país emplea a un 40% más de personal a pesar de tener tan solo un 26% más de población. Estos desequilibrios pueden achacarse principalmente a la importancia que ha adquirido la industria de celulosa y del papel debido a unas políticas de desarrollo públicas que la han subvencionado directa e indirectamente desde los años 1950. Mientras que, de nuevo en Francia, el sector papelero va perdiendo importancia y lo forestal se diversifica favoreciendo actividades intensivas en mano de obra de alto valor añadido, aquí seguimos confiando nuestro futuro a una industria que fomenta el monocultivo intensivo de pino y eucalipto, que periódicamente precisa de rescates o ayudas estatales y que tiene un serio problema de adaptación y competitividad por su alta dependencia del precio de la electricidad y del petróleo.

Para darnos cuenta del verdadero coste, tanto socioeconómico como ecológico, de la excesiva dependencia de nuestro sector forestal de esta industria que es intensiva en capital pero no en mano de obra solo hace falta que nos fijemos en cuáles son en estos momentos los mayores proveedores de empleo: las empresas públicas autonómicas de servicios forestales. Entre todas, ahogan la iniciativa comunitaria, absorben un 70% de la inversión pública en el sector y sufren de un exceso de politización en su selección de cuadros directivos mientras sus plantillas trabajan en condiciones precarias con bajos salarios y escasas probabilidades de profesionalización. Conviene asimismo considerar cuál es el fin último de las actividades de estas empresas. Una gran parte de su labor se orienta a la protección de unas repoblaciones forestales industriales de escaso valor ecológico, lo que en esencia constituye otra subvención indirecta. A esto también deberíamos añadir los exorbitantes costes que representan las políticas de prevención y extinción de incendios para el conjunto de las administraciones públicas. En el año 2004, último año para el que existen datos comparables, España gastó unos 468 millones de euros para apagar incendios en unas 134.000 hectáreas de terreno, mientras que EEUU gastó unos 611 millones € en 600.000 hectáreas. Existe, por lo tanto, una indudable desproporción entre el gasto y la eficacia.

Además del dudoso balance económico de esta estrategia de desarrollo, aún existe otro factor crucial a tener cuenta: su impacto ecológico. Este incluye por un lado el problema estructural generado en gran medida por la industria del papel: la repoblación de extensas superficies con especies pirofitas propensas a los grandes incendios forestales. Estas repoblaciones empobrecen el paisaje y los suelos, reducen la biodiversidad y resultan mas vulnerables a las plagas y a los hongos así como a los cambios en los regímenes de precipitaciones y perturbaciones que está provocando el cambio climático.

De cara al futuro y ante tal situación, conviene fomentar otro sector forestal socialmente justo y ecológicamente viable. Además de una seria reducción en la sociedad del consumo de papel y de energía, se debería de apostar por un sector más diversificado y eficiente que emprenda repoblaciones con especies autóctonas —calculando las externalidades obviadas por el modelo anterior—, favorezca la adaptación y mitigación al cambio climático y tome en consideración las distintas funciones y beneficios medioambientales que ofrecen los bosques (abastecimiento, valores históricos y culturales, regulación del ecosistema). También es recomendable el fomento de la biomasa como método para la reducción de emisiones —siempre y cuando no se utilice como lavado de cara para incentivar la plantación de más monocultivos de pinos y eucalipto (véase el caso de Errigoiti en Vizcaya)— y se sistematicen las ecoetiquetas para la madera y el papel. Por supuesto, habría que impulsar el empleo verde intensivo en mano de obra de alto valor añadido como la gestión forestal sostenible, la recolección de frutos del bosque, la explotación ecológica de maderas nobles autóctonas para la industria de la serrería, el pastoreo extensivo, la reforestación, etc. Esto implicaría a su vez la reforma de ciertas leyes forestales para deshacer el casi monopolio de la industria del papel sobre el uso de terrenos comunales y vecinales favoreciendo otras actividades alternativas forestales, agrícolas y ganaderas. Nuestros montes pueden ser una gran fuente de riqueza económica y ecológica, solo hace falta que los gestionemos con un poco más de visión a largo plazo, solidaridad y sentido común.

Crédito imagen: public domain images


0 thoughts on “El monopolio no deja ver el bosque”

  1. Interesante art a tener en cuenta en los muchos planes municipales y autonomicos que se articularan tras el 22M para impulsar la creacion de empleo. Indudablemente hay un yacimiento importante en España en el empleo verde intensivo en mano de obra de alto valor añadido para gestión forestal sostenible, repoblacion de especies autoctonas, ecoagricultura y recolección de frutos del bosque, prevencion de incendios etc..Este ambito de empleabilidad y creacion de empleo no ha sido suficientemente explorado desde una vision integral y especializada en lo forestal y lo ecologico.

  2. Creo que comparar el sector forestal ibérico con el francés es como comparar el Marroquí con el nuestro. Ni es el mismo clima, ni el suelo, ni na…..Lo que hagan en Francia no nos sirve,…ya hemos tenido suficientes problemas cogiendo el modelo de silvicultura de otras latitudes como Alemania.

    Aqui nos hacía falta un modelo de gestión para el bosque mediterráneo, otro para las coníferas continentales..y otro para las productivas e impactantes plantaciones del N y NW. Hace falta también un baño de realidad.

    El artículo maneja algunos tópicos hoy ya proscritos por el movimiento ecologista y esboza un modelo ideal inviable. Hay que entender mejor la realidad, o las diversas realidades, e hilar más fino para buscar una transición desde lo que padecemos hasta lo que se puede alcanzar en plazos razonables y en un contexto de crisis económica.

    Una fuerza como Los Verdes/Equo debe de ponerse a hablar con los productores de madera…los propietarios forestales y empezar a acercar posturas.

  3. > Estamos de acuerdo con la observacion de que el sector forestal en España
    > se ha excedido en el pasado en la busqueda de soluciones foraneas a sus
    > peculiares problemas locales. Sin ir mas lejos el actual modelo de
    > extincion de incendios vigente en la mayoria de las comunidades autonomas
    > de España esta basado en el modelo norteamericano. La aplicacion de este
    > modelo en nuestro pais ha tenido consecuencias funestas tanto para la
    > economia del sector como para el medioambiente ya que ha creado unos
    > gastos de extincion exhorbitantes e insostenibles a corto, medio y largo
    > plazo. Solo en Galicia, por ejemplo, se gastan anualmente unos 100
    > millones de euros al año en este apartado, tanto como se ha gastado el
    > estado de Arizona en EE.UU. en este año de incendios, por cierto,
    > excepcionalmente catastroficos. Cabe reseñar que el territorio de Arizona
    > es diez veces mas extenso que el de Galicia.
    >
    > Conviene aclarar, por lo tanto, que la comparacion que se hace con Francia
    > en el articulo no tiene como objeto buscar una aplicacion del modelo
    > frances a España, nada mas alejado de nuestra intencion, sino resaltar que
    > en otros paises con biomas continentales y mediterraneos parecidos a los
    > nuestros se aplican unas politicas forestales diferentes con resultados
    > economicos y ecologicos a veces mejores y a veces peores. En el caso del
    > empleo forestal, en particular, bastante mejores que los nuestros.
    >
    > En cuanto a la falta de detalle del articulo, cabe decir que un articulo
    > de opinion en un periodico con limites de espacio muy estrictos no es el
    > lugar mas adecuado para esbozar un proyecto estrategico a medio plazo para
    > la reforma del sector. El sector forestal que tenemos en la actualidad es
    > el resultado de un enorme esfuerzo politico y economico que ha durado 60
    > años. Esta claro que esto no se cambia en 4 o incluso 8 años. Sin embargo,
    > y esto es precisamente lo que buscaba resaltar el articulo, en un momento
    > de crisis como el actual es preciso cuestionar si la actual estructura de
    > costes estatales y para-estatales es sostenible, sobre todo teniendo en
    > cuenta que toda esta serie de subvenciones beneficia mayormente a una
    > industria que practicamente monopoliza la actividad economica del sector y
    > que a menudo ni siquiera es rentable, como la de la celulosa. Greenpeace,
    > de hecho, tambien destaca esta desorbitada preponderancia de los intereses
    > de esta industria en el diseño de las politicas forestales del estado en
    > su reciente informe sobre la problematica del eucalipto en España y
    > Portugal.
    >
    > Finalmente, esperamos no caer en topicos cuando decimos que deseamos que
    > la biomasa sea, mas que una oportunidad para que las industrias de
    > transformacion de la madera encuentren otra fuente de ingresos a costa del
    > esfuerzo colectivo de las administraciones publicas y de los propietarios
    > forestales, una oportunidad economica y ecologica, si se gestiona bien,
    > para desfasar paulatinamente las plantaciones de especies exoticas,
    > gestionar mejor el riesgo de incendios en todo el territorio, rebajando su
    > coste, descentralizar la produccion energetica a las comunidades locales,
    > y fomentar la regeneracion natural ordenada de las masas de bosques
    > autoctonos ahora abandonadas a su suerte, mejorando a su vez, la
    > resiliencia de nuestros ecosistemas al cambio climatico.
    >
    > De acuerdo, pues, con que Los Verdes/Equo deben de trabajar conjuntamente
    > con los productores de madera y los propietarios forestales para hallar
    > soluciones a los problemas actuales del sector. En nuestro monte, sin
    > embargo, existen muchos otros agentes con intereses en el sector que ahora estan olvidados o
    marginados (y en el caso de la politica y legislacion anti-incendios incluso criminalizados)
    > por el actual modelo forestal, como los ganaderos y los agricultores, que
    > tambien generan mucha riqueza y cuyos intereses son a menudo ignorados. Que conste, tambien, que estamos
    > firmemente convencidos de que debe de haber un lugar para la industria
    > de la celulosa en nuestro modelo de desarrollo futuro. Sin embargo, este lugar no debe
    > marginar al resto de los ocupantes del bosque iberico detrayendoles de recursos
    > de los que podrian beneficiarse. Parafraseando lo que dijo Santiago Castroviejo ya en
    > los años 80, ‘La actual politica forestal seria comparable a que en el
    > sector agrario se fomentase sembrar en todos los terrenos agricolas de
    > España solo patatas’ »

    Francisco Seijo
    Florent Marcellesi

  4. Miguel Ángel,

    me quedo con la sensación de que algunos sesgos de esos «embebidos» te han hecho hacer una lectura del artículo un poco más crítica de lo necesario; como pedir precisiones programáticas a un artículo de opinión, como percibir implantaciones extranjerizantes en lo que sólo es casuística comparada, y quizá alguna otra.

    ¿Puede tener que ver ese criticismo embebido con el hecho de que tu posición, la de Greenpeace, queda ligeramente en evidencia cuando aparece una cosa como Equo? Digo ligeramente porque no creo que haya divergencias mayores, pero sí menores en cuanto a la forma de enfocar algunos aspectos: lo que se dice respecto de las empresas frente a los certificados FSC que ya tienen las papeleras, lo que Greenpeace ha hecho en el terreno político frente al planteamiento, mucho más claro en cuanto a conflictos de interés, de Equo, en énfasis en el empleo que hace el artículo frente al énfasis mercantil de algunos socios cercanos de Greenpeace en FSC como WWF y su GFTN (http://www.globalwitness.org/sites/default/files/pdfs/Pandering_to_the_loggers.pdf) y quizá alguna otra.

    No soy radical en defender el enfoque de Equo frente a otros. No soy, si me apuras, ecologista en el sentido que percibo para esa expresión en esta sociedad. Pero sí creo que hay valor en lo que Equo va a introducir en las próximas elecciones, y no creo que esa reacción tan animal, de atacar a los que se tiene cerca, sea la más apropiada ni en este ni en otros casos.

    Cordiales saludos
    Miguel

  5. (por cierto, espero que entre nosotros la expresión «reacción animal» no se entienda mal, como sería típico de otros foros menos naturalistas. Me refiero, por si acaso, a algo salido de dentro, por supuesto sin otras connotaciones. Por si acaso)

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