¿Qué es la horizontalidad en una organización?

Por Florent Marcellesi

Con el surgimiento del1 15-M, la horizontalidad ha vuelto a ser un concepto motor en la construcción de nuevos movimientos sociales y políticos. Sin embargo, ¿qué entendemos por «horizontalidad»?

Al repasar algo de bibliografía, constato que se suele definir en negativo como oposición o rechazo a otros términos como la verticalidad o la jerarquía, puesto que, de forma consciente o no, entendemos mejor las implicaciones de tales conceptos que culturamente impregnan nuestras sociedades y nuestros cerebros. Asimismo, tanto en el espacio público (Estado, escuela, hospital, trabajo remunerado, etc.) como en el privado (como la familia), vivimos en un mundo principalmente jerarquizado donde en el mejor de los casos elegimos nuestra cadena vertical de mandos (la democracia representativa) o en el peor sufrimos una dominación no deseada (véase el parto medicalizado o el significado de la relación asalariada). Sin embargo, pocas veces encuentro definiciones en positivo de la horizontalidad. Con esta voluntad constructiva, definiré la horizontalidad de la manera siguiente: una profundización de la ética de la liberación, una actitud (y un camino) y un modelo organizativo.

La profundización de la ética de la liberación

André Gorz solía conceptualizar la ecología política como una ética de la liberación donde «la expansión de la autonomía [del sujeto] se halla en el centro de la exigencia ecologista. Ello supone una subversión de la relación de los individuos con sus herramientas, con su consumo, con su cuerpo, con la naturaleza» (1975). En esta óptica, desarrollada también por Illich y Castoriadis, la ecología política es una apuesta decidida por la autonomía del sujeto y por su capacidad de cooperar de forma voluntaria y en igualdad de condiciones con otros sujetos para oponerse a cualquier deriva liberticida e insostenible de las «mega-máquinas» mercantiles, estatales o tecnócratas y para construir alternativas concretas al productivismo actual.

De esta visión emancipadora nace la voluntad de poner en pie sociedades —u organizaciones— autónomas, hechas de individuos a su vez autónomos y cooperativos. Estas sociedades (u organizaciones) se convierten en ágora permanente sobre lo que es conveniente producir (y cómo), además siempre dentro de la capacidad de carga de los ecosistemas. Por esta razón, las empresas tendrían que ser controladas por sus personas empleadas, un partido o un sindicato por el conjunto de sus militantes y la esfera política por el conjunto de la ciudadanía. Es un llamamiento hacia organizaciones donde los sujetos autónomos no estén subordinados a ninguna estructura, ni órgano de ésta. En este tipo de horizontalidad también existen límites, pero no provienen de una autoridad superior (el Líder, el Órgano central, la Tradición, la Autoridad, etc.) sino que se basan en la deliberación y la decisión colectiva.

Una actitud (y un camino)

Encontramos en la educación horizontal una gran ayuda para conceptualizar la «actitud horizontal». Esta rama educativa entiende la horizontalidad «como una disposición psíquica y social, interior y exterior al sujeto, en la cual ningún hombre y mujer anula la libre expresión de otro, de manera que todos pueden manifestarse sin hallar un obstáculo en el otro, sino más bien un apoyo para el propio crecimiento» (Santos, 2006). Así, primero, es una facultad del sujeto a vivir su libertad desde el encuentro positivo con la libertad de otras personas que a su vez, dentro una dinámica ganador-ganador, refuerza el propio desarrollo personal. Dicho de otro modo, «se puede concebir el aspecto interno (…) de la horizontalidad como una suerte de receptividad y apertura al otro.» Exactamente lo que los manuales de educación no violenta o de resolución pacífica de los conflictos aconsejan, respectivamente, a los padres y madres con su prole o a los negociadores con las partes en conflicto o con otros negociadores: respeto, escucha activa y empatía.

Además, en una organización social, política, sindical, etc. sus formas de proceder —es decir su actitud que la definirá y le dará credibilidad en el día a día— tienen que ser acordes en cualquier momento con los objetivos planteados. Obviamente no se puede llevar la paz o la emancipación con métodos violentos que sea aquí o en el Sur, no se puede enseñar a nuestros hijos el respeto desde la metodología de la bofetada, ni se puede pedir a las instituciones transparencia y participación sin aplicarlo internamente. Dicho de otro modo y parafraseando a Gandhi, podríamos decir que «no hay camino para la horizontalidad, la horizontaliidad es el camino».

Un modelo organizativo

No se trata de un concepto totalmente nuevo: tiene mucho en común con —y hereda de— las teorías y las prácticas de la autogestión del sindicalismo de finales del siglo XIX, de los consejos obreros húngaros o de las experiencias post-68. Sin embargo, las posibilidades abiertas por las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) y, sobre todo, por las dinámicas cooperativas en torno al conocimiento, la cultura y el software libres o en las actuales dinámicas post-crecentistas (colectivos de decrecimiento, de ciudades en transición, de cooperativa integral, etc.) aportan a la horizontalidad su plena capacidad como modelo organizativo. En las brechas del sistema, la propia existencia y praxis diaria de una organización horizontal son pruebas de insumisión y gérmenes de alternativa a la megamaquina técnica, económica y política.

Dicho esto, destaco algunas características de una cooperativa política funcionando sobre el modelo de la horizontalidad:

  • Trabajo en red: «La red” es ante todo una mentalidad y una forma de trabajar adaptada al siglo XXI: prima la inteligencia colectiva y la propriedad común, como puede ser la lógica cooperativa del software libre. Es una búsqueda de sistemas organizativos basados en la igualdad, la participación activa de todo/as y la voluntad de consenso. En esta estructura líquida y partidaria de la adhocracia, todos los miembros pueden tener autoridad para tomar decisiones y llevar a cabo acciones. Asimismo la fuerza de las redes, físicas o virtuales, reside en su capacidad de mover y mezclar personas y organizaciones de diferentes intereses o círculos, con compromisos flexibles según objetivos y afinidades, desde lo territorial a lo sectorial. Dicho así, no hay que confundir el uso intensivo de Internet (o de comunidades virtuales) con alcanzar una estructura en red presencial y virtual.
  • Flujos de información y transparencia: la información es poder, y el poder es compartido entre todos los miembros en igualdad de condiciones. Lo que significa que la información tiene que fluir en cualquier momento hacia todos los miembros del a organización sin exclusión, dentro de un marco que hace de la transparencia un pilar de su desarrollo. No solo requiere un fácil acceso a las fuentes de información sino una política activa personal y colectiva de transmisión de la información a todas las partes de la organización-red sin que ellas las tengan que pedir. Es también la capacidad de poner en marcha la información peer to peer, donde cada neurona se convierte en un nudo de información seguro para otras neuronas. Con unas reglas de juego claras y sin necesidad de un órgano central, la red valida la veracidad y legitimidad de la información.
  • Confianza multidireccional y cooperativa: tal y como lo desarrollo más en detalle en el artículo Reflexiones sobre la confianza en un partido horizontal, no solo se trata de una confianza undireccional desde las personas asociadas hacia los cargos (y órganos) electos sino también de una «confianza de todas a todas». Tanto las personas electas como cualquier persona asociada “depositan” en cada una de las personas de la organización o de la red, con o sin responsabilidad interna o externa, la misma confianza. De esta manera, damos un margen de confianza a la inteligencia colectiva que emana de la conexión de nuestras energías y reflexiones.
  • El conocimiento libre: más allá de tener transparencia e información disponible para todas las neuronas, la inteligencia colectiva —es decir el resultado del trabajo cooperativo y en red (que va más allá de la suma de las individuales de la organización)—, pertenece a todos y todas. Decimos que se trata de una propiedad común, cuyo código fuente y posibles mejoras están en la organización, en la red o en el espacio público a un coste nulo.

En resumen, una organización horizontal es un nodo más de una sociedad que pugna por la «democracia de lo común» (véase Subirats, 2011), es decir que favorece los bienes comunes, la lógica cooperativa y la capacidad de compartir.

Referencias:

  • Gorz, A. (1975): Ecologie et politique, Galilée.
  • Santos, M (2006): «De la verticalidad a la horizontalidad, reflexiones para una educación emancipadora», Revista de ciencias sociales y humanidades, enero-marzo 2006.
  • Subirats, J. (2011): Otra sociedad, ¿otra política? Del «no nos representan» a la democracia de lo común, Icaria Asaco.

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13 thoughts on “¿Qué es la horizontalidad en una organización?”

  1. Una organizaciòn horizontal está condenada al fracaso, y la historia lo demuestra. Suena muy bien anivel teórico, pero en la práctica plantea numerosos problemas de difícil solución en una organización horizontal.

    De hecho, el software libre, afortunadamente, no es horizontal, como dice el artículo. Necesita siempre de equipos de coordinación que canaliza las aportaciones de la comunidad, de no ser así habría fracasado hace mucho tiempo.

    La horizontalidad es la mejor herramienta del sistema para que la gente no se organice y acabe por cambiarlo.

    Si estoy equivocado, dígame un solo movimiento social horizontal que haya tenido éxito.

  2. Rand, te traslado la pregunta, ¿qué movimientos horizontales has visto en la historia que hayan fracasado? ¿Y qué criterios usas para valorar si es un éxito o un fracaso?

    No se si estamos entendiendo exactamente lo mismo por horizontalidad. Que existan estructuras de coordinación, como en el software libre, no lo considero opuesto a horizontalidad. Si son estructuras ejecutivas, que mandan, entonces sí es opuesto. Pero si son estructuras de apoyo, que organizan y apoyan el trabajo de base, entonces creo que son una ayuda a que la horizontalidad sea efectiva.

    Me da la sensación de que para tí, horizontalidad es lo mismo que desorganización. Para mí no, para mí una horizontalidad efectiva conlleva una necesidad de organización.

    A veces «organízate y lucha» se traduce por «nombremos un presidente, una ejecutiva pequeña, tengamos afiliados sin voz en el día a día de la organización, y luchemos». Para mí se traduce en otras cosas «nombremos co-portavoces paritarios, establezcamos sistemas para que todo el mundo pueda participar en el día a día, tengamos facilitadores y dinamizadores».

  3. Pues te respondo.

    Lo primero es que si luchas por algo y no lo logras, no habrás tenido éxito. Podrá haber sido meritorio, podrá haber supuesto cierto cambio o haber logrado algo, pero si al final no se consigue, quiere decir que las cosas siguen igual o muy parecidas.

    En la Revolución Rusa, el Ejército Rojo era el más numeroso, y a pesar de eso tuvo muchas dificultades para lograr la victoria. Su organización era muy parecida a una organización horizontal. Cuando llegó la Guerra Civil en 1917, se tuvieron que poner las pilas y modernizarse, establecer una estructura de mandos y todo lo que, digamos, define a un ejército. Su éxito fue aplastante.

    Después se volvió a un sistema más «horizontal», aparte de que se purgaron a los oficiales, a muchos de ellos, y cuando se enfrentaron a la invasión alemana tuvieron que volver a los principios troskistas que tanto habían denostado los años anteriores.

    Otra revolución que funcionó, sin entrar en lo que pasó después y como se gestionó, es la Revolución Cubana. En ningún momento fue horizontal, todo lo contrario. Y lograron su objetivo, sin decisiones asamblearias ni nada por el estilo.

    Y otro ejemplo lo tienes en Ghandi, cuya revolución no tuvo nada de horizontal, como bien sabrás. O la de Irán, que tampoco fue horizontal y lograron su objetivo.

    En Argentina, con lo del corralito en el año 2000, también hubo movientos horizontales, defendiendo ese ideal. Y al final optaron por renunciar al él, no como «utopía», pero si en la práctica.

    Y tienes el ejemplo del 15M, que está disperso, desorganizado y que, salvo algunas cosas puntuales, aún no ha logrado nada y hay mucha gente que se ha cansado de tanta asamblea inerminable y tanta votación para todo, cuando en muchas ocasiones hacía falta rapidez o urgencia en alguna acción.

    Otro ejemplo de fracaso está en el Ejército Negro anarquista de Ucrania, que también era horizontal.

    Es decir, hay fracasos conocidos en la historia de organizaciones horizontales, y aciertos de otro tipo de organizaciones.

    Se trata de que una organización tenga capacidad de elegir representantes o delegados, y que lleven las decisiones de las bases. Eso funciona en la práctica, y es democrático. Y no está reñido por la participación. Lo que acaba con la paciencia es el debatir interminablemente para no llegar a ningún lado.

    Como en la Vida de Brian el frente de liberación de Judea, igual.

  4. Sí, una democracia representativa es, en principio, democrática. También nuestras democracias occidentales lo serían, si fuesen de verdad. Pero el objetivo de una democracia directa es precisamente prescindir de los intermediarios, y tener «una persona, un voto», en vez de representantes que acumulen votos.

    Creo que culpas a las organizaciones horizontales, en general, de desorganización. A mi no me parece bien que las asambleas sean interminables, ni que haya que hacer votaciones para todo cada vez. Las asambleas deben de tener un principio y un final conocidos por todos, y no se puede votar hoy de nuevo una cosa que ya se votó ayer. Pero eso son defectos organizativos, y desde mi punto de vista no son defectos del sistema horizontal. De hecho, un modelo representativo puede sufrirlos igual.

    Una organización horizontal precisa de una muy buena organización, porque es mucho más compleja de gestionar que una organización representativa. O incluso que una jerárquica.

    Hoy la tecnología pone en nuestra mano herramientas muy potentes que facilitan la intervención directa de la gente. La tecnología no supone un cambio, sino que supone una disrupción, permite romper con el modelo anterior (el representativo).

    Hoy, en la práctica, es posible que una organización sea horizontal, si hace un buen uso de la tecnología y tiene una buena organización.

  5. No, no es así.

    Nuestra democracia es representativa, pero con un sistema electoral tramposo, sin transparencia y con unos partidos que, al menos los más votados, que no son democráticos a nivel interno en absoluto. Ese es el problema principal, no la representatividad. Otro problema es la falta de consecuencias del incumplimiento de los programas electorales, la falta de mecanismos de participación ciudadana (las ILP son ignoradas, por ejemplo) y todo lo que ya sabemos. Eso es porque realmente el poder no es del pueblo, sino del capital.

    Pero eso no quiere decir que la horizontalidad sea la solución. Como ya te comenté antes, hay muchos casos de organizaciones horizontales que no han funcionado, y en parte reconoces que hay un problema de dificultad de organización. Por el contrario hay ejemplos de organizaciones más piramidales que sí han logrado sus objetivos. Eso debería darnos una pista, ya que se está mitificando la horizontalidad y convirtiendo en un método más de división de los movimientos sociales (y lo estoy viviendo ahora mismo en uno al que pertenezco). Se usa como forma de crítica: «Es que no es horizontal». Bueno, habrá que ver cómo es entonces.

    Para organizar un movimiento social, tiene que haber un voto por miembro de ese colectivo. Pero dentro de ese colectivo, tiene que haber gente que, por su preparación, capacidad o l que sea, y siendo elegida por los demás, pueda actuar con cierta libertad de acción para resolver cuestiones que necesiten resoluciones urgentes. Desde asistir a un debate hasta organizar una protesta con poco tiempo de organización, pasando por elaborar un texto legal y mil ejemplos más. Si esa organización se hace grande, las asambleas locales pueden elegir delegados o representantes provinciales, por ejemplo, que llevarán sus propuestas después de debatirlas en las asambleas. Y de esos representantes provinciales pueden salir regionales y estatales. Eso es democrático siempre y cuando las asambleas locales tengan el poder, y eso funciona mucho mejor y de manera más eficaz que una organización horizontal. Y es igual de democrática. La asamblea local podría votar que se cambie de representante si no cumple con lo que le dicen, de manera que siempre haya alguien elegido pro la mayoría. ¿Qué tiene eso de malo?. Hay que atarlo bien, pero es más fácil que con algo totalmente horizontal. Con tal de que el poder fluya de «abajo arriba».

    Por eso comentaba antes del software libre. Tiene que haber alguien que coordine y se centre en el trabajo, y suelen ser las personas más preparadas para ello. No puede ser que todos estén al mismo nivel, y de hecho no pasa en ninguna aplicación de las más usadas. ¿Libre Office cómo funciona?. ¿Joomla?. ¿GNU/Linux?.

    La tecnología facilita las cosas relativamente. ¿Cómo evitas las trampas, suplantación de identidades, etc?. ¿Cómo sabes que voto yo desde casa y no mi mujer, o mi abuela?. Se necesitaría un sistema de firmas digitales, o de voto usando DNI Electrónico, y eso para cada cuestión que surgiera, con lo cual, se perdería eficacia.

    Pero insisto, la historia nos ha dado varios ejemplos. El más reciente, el propio 15M. Hay que aprender de lo que se hizo en el pasado y no insistir en los mismos errores.

  6. Desde mi punto de vista, si el 15M enseña una cosa, es precisamente la petición de un cambio de paradigma. «1 persona = 1 voto» no es sólo un eslogan, es una nueva forma de organizarse.

    También hay organizaciones piramidales que han fracasado, ¿no? Y sí, montar una organización horizontal que funcione es algo nuevo. Porque precisamente es lo que (interpreto) que la gente pide: algo nuevo. No el mismo rollo representativo de siempre.

    Coge tu sistema: una asamblea de 1000 personas en un pueblo elige a 2 representantes, que se organizan en una asamblea de 1000 representantes de pueblos. A su vez, estos eligen a 2 representantes que se organizan en una asamblea de representantes de representantes de pueblos. ¿Cómo se puede reflejar toda la variedad de opiniones y posturas de 1000 personas a través de 2 representantes, que luego van a ser representados por otros? Será todo lo operativo que quieras, pero se pierden tantos matices, tantas opiniones por el camino, se estandariza tanto, se simplifica tanto, que para mi ya no vale la pena seguir con ese sistema. Considero que está roto.

    Hoy en día podemos ponernos de acuerdo medio millón de personas de una forma mucho más efectiva.

    Esto no está reñido con mandar un representante a un debate, o con reaccionar ante situaciones de urgencia, o tener portavoces. Siempre que se haga con arreglo a un «corpus» de ideas debatido con anterioridad y tiempo suficiente, no veo donde está el problema, y no por ello se deja de ser horizontal, creo yo.

  7. A ver Rafa, que no me estás entendiendo.

    Lo he dicho antes, hay algunas organizaciones piramidales, o similares, que han fracasado, otras que han tenido éxito. Pero NINGUNA organización horizontal ha tenido éxito. ¿No ves la diferencia?.

    Tener un representante en un debate implica que ese representante tome decisiones u opiniones que no han sido expresamente debatidas en una asamblea, y tiene que ser así. Y ahí ya empezamos a acercarnos a la «representatividad». Si no fuera así, ese representante estaría mudo en todo lo que no fuera discutido previamente, lo cual sería ridículo.

    Precisamente tú mismo dices donde está el problema, ya que dices «con tiempo suficiente». Pero es que en muchas ocasiones no hay ese tiempo. Hay que tomar decisiones de manera urgente, y esas decisiones las tiene que tomar alguien. Si ese alguien es elegido por la asamblea, estamos hablando también de democracia. Y ese alguien podrá ser destituido por la asamblea si no se ajusta a la línea de la organización.

    Mira, en una organización de 1000 personas hay 1000 posturas diferentes. Llevar a esas 1000 personas a una asamblea en la que haya que tomar decisiones, acaba en un debate inasumible. Y si en vez de 1000 son 2 millones no te puedes imaginar lo inútil que sería eso.
    Es mejor contar con representatividad si se quiere aumentar de nivel, por ejemplo a nivel estatal. Y si se quiere tener éxito, claro, porque una organización horizontal se convertiría en un gigante que apenas se puede mover.

    Nos e trata de que se lleven 1000 posturas diferentes, no, se trata de concretar en unas pocas posturas y defenderlas. Y cuando se logren esos objetivos, y a por otras pocas posturas. Y así sucesivamente. Estoy cansado de asistir a asambleas en que cada uno va con sus matices a las cosas y no se avanza. NO SE AVANZA. Y se convierte en algo agotador y poco práctico. Porque al final ¿de qué se trata?, ¿de conseguir los objetivos o de ser muy chachipirulis pero sin conseguir nada?. ¿No has visto en lo que se convirtió SOL?.

    ¿Qué crees que ha pasado con el 15M?. ¿Por qué crees que ha fracasado?. Porque era un desbarajuste, lleno de ideales utópicos alejados del mundo real. Se empecinaron en la horizontalidad, y se crearon escisiones en Democracia Real Ya de grupos que querían la horizontalidad y otros que estaban cansados de que no se avanzara en nada. Eso no funciona, nunca ha funcionado y nunca va a funcionar salvo que todo el mundo actúe como una masa, y entonces estamos hablando de algo todavía peor.

    Aparte de eso, muy pocas organizaciones tendrían capacidad para organizar un sistema de votación electrónico fiable y seguro, que no se pudiera trampear. Ya a un estado le costaría hacerlo, ¿Cómo lo plantearía una organización de voluntarios?. Inasumible.

    Lo ideal es que haya asambleas que decidan, que elijan a sus representantes y éstos actúen en consecuencia. Si hay que tomar decisiones serias, se vuelve a la asamblea, de manera que las órdenes fluyan de abajo arriba, y arriba se hagan las actuaciones que mande la asamblea, como por ejemplo organizar una acción.

    De eso se trata.

    1. Gran parte de tu comentario lo considero respondido con mi anterior post, no me repetiré.

      Los temas nuevos:

      – Que las Asambleas no avancen. A mi me parece que no hay que echarle la culpa al modelo, sino a la falta de herramientas válidas. Te animo a que conozcas el modo de funcionamiento de una herramienta online llamada «Appgree» (http://www.appgree.com/acerca-de-que-es-appgree.html) que permite obtener el mensaje que tiene más consenso, de una masa de miles de personas, en apenas unos minutos. A mi me sirve para pensar que una Asamblea puede ser mucho más efectiva si usa mejores herramientas.

      ¡Pero que una Asamblea no avance no tiene nada que ver con la representatividad! Una asamblea que no avance al final supone que los representantes tendrán que tomar decisiones basándose en lo que ellos mismos piensen, y no en lo que haya decidido la asamblea (porque no ha avanzado).

      Al final me parece que es por ahí por donde no nos entendemos. No veo de tus mensajes una intención de avanzar, explorar, hacia sistemas de democracia directa. Yo sí tengo esa intención, soy consciente de los problemas, de que es nuevo, de que no ha triunfado antes, y de que aplicando mejores técnicas obtendremos mejores resultados.

      Tengo muy claro que seguir un camino que lleve a sistemas de representación, a mi no me merece la pena el esfuerzo. Respeto que a otros os parezca interesante, pero a mi me parece más de lo mismo. Volveremos a tener una élite (muy representativa ella), pero una élite al fin y al cabo, cuando lo que creo que es el objetivo es cambiar la cultura de la representatividad por la cultura de la participación.

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